Pero, mal que bien, todos la necesitamos, para que nos haga saber que estamos vivos, y que nos haga reanudar un ciclo interminable de ilusión y decepción, falacias y verdades, fantasía y realidad. Porque la vida no es una película, donde si realmente lo deseas con todo tu corazón, terminas con un final feliz. No. La vida se encarga de demostrarte que no importa cuanto lo intentes, lo que tiene que ser, será. Promesas que se rompen, cartas que deben ser quemadas, recuerdos que se entierran en lo más profundo de las memorias, plegarias que nunca se escuchan. Indecisión. Tristeza. Un deseo por alcanzar la redención. Y las lágrimas que caen mientras se escriben unas cuantas líneas de desahogo no cuentan, porque a los ojos del mundo sólo estás siendo egoísta. A nadie le duele tu dolor. Nadie va a venir a acompañarte cuando estés en el rincón, acurrucado, deseando que todo se acabe, respirando el aire helado de tus propios sollozos.
Al final, ¿quién determina qué es mejor, o qué es más fácil?
Ocurre que todas esas palabras no tienen sentido, porque son otras las que realmente se quieren decir. Sí, desde este momento te hablo especialmente a ti.
A ti, que sabías cuan asustada estaba, a ti, que sabes cuan herida me dejaste ya una vez. Todos me decían que estaba loca por siquiera considerarlo.. a todos les demostré con hechos, citando tus palabras, que estaban equivocados. Hoy me encuentro de nuevo frente a ese abismo, con el mismo aire frío, las mismas ganas de saltar, no al otro lado, sino al vacío. La diferencia es que esta vez no hay absolutamente nadie a mi alrededor para halarme de regreso una vez que salte, porque todos están ocupados con sus propias vidas, hasta tú. Y así debe ser. Naces solo y mueres solo, ¿no? Quizá no debería cegarme tanto, quizá sigas diciendo que estoy exagerando y que deje el drama. Pero ¿cómo esperas que deje de temblar, si hace apenas dos meses retomé la felicidad absoluta (y parecía que tú también), y ahora pareces querer arrebatármela? ¿de qué crees que estoy hecha? Y sé que hacen falta más que un par de palabras crueles para ponerte a pensar, para que te des cuenta de lo que estás quemando con tus manos. La luz que ayer me iluminaba, se comienza a extinguir casi por completo, y resuenan en mi cabeza todas las cosas que me advirtieron.. y todo se vuelve difuso, el suelo se comienza a derrumbar a mi paso. Tu solución no me gusta, porque sé que no es lo que deseas, tú también lo sabes. ¿Qué será de nosotras entonces? Pero yo no puedo hacer que te des cuenta de qué tú tienes el control sobre tus decisiones. Y te hago muy sencillo ignorarme, porque cuando me quiebro trato de no hacer ruido y mantener todo ordenado, todo con el fin de que se me contagie un poco de esa paz externa y evadir la migraña. Estoy tratando con todas mis ganas no mancharte con mis demonios esta vez. "No te entiendo" probablemente es la frase que más ha recorrido tus pensamientos últimamente. Tiene sentido. Yo tampoco me entiendo, ni te entiendo. Es un poco inevitable pensar que esto es sólo un juego para ti, porque ya no hay ni un poco de todo eso que vi en ti aquel día, al menos no a simple vista. Sólo logro divisarlo si miro fijamente tus ojos y veo en lo profundo de ellos, sí, así como no te gusta, ¿no te has preguntado por qué lo hago aún sabiéndolo? Sólo me aseguro de que sigues allí. Al parecer tampoco hay intenciones de que aparezcas muy pronto..
Por ahora, me mantendré mirando hacia el frente, sin importar las voces que me invitan a bajar la mirada. Sé que si veo hacia abajo, voy a saltar, y esa tampoco es una buena solución.
E igual, en medio de todo este torbellino, Te Amo. Es todo lo que puedo decir.